Cuando la droga no es el problema
[Por: Hugo Fernández *]
En la edición del sábado próximo pasado se abría un debate sobre la droga, quién lo abría era el ex comisario Alberto Bardeli. Con una mirada propia de quién entiende este, como un problema legal al cual hay que encontrarle una respuesta punitiva o en el mejor de los casos preventiva de daños a terceros, también se plantea una situación de compleja interpretación legal.
Ahora bien ¿A que nos referimos cuando hablamos de droga?
Quizás por droga entendamos todo aquello que genera adicción, siendo así, entonces el problema no es la droga sino las conductas adictivas. La adicción a los estupefacientes es sin duda una de las problemáticas sociales más complejas, ahora, no se trata de simplificar la cuestión hablando solo de la despenalización del consumo o de la criminalización de la tenencia como ejes de la discusión.
Sin duda debemos preguntarnos porqué tenemos el flagelo de innumerables conductas adictivas en nuestra sociedad. Aunque pueda parecer extraño, es mucho menos perjudicial socialmente, un porro fumado entre amigos que un adolescente sentado en un cyber durante horas.
Sin entrar en el campo de la psicología debemos analizar algunos parámetros de las conductas adictivas, sobre todo desde nuestra responsabilidad como sociedad. A donde apuntan las adicciones y de que escapan los que las sufren?
Las adicciones son en definitivas el apego a algo de manera tan fuerte que ocasiona el alejamiento del mundo que nos rodea, la desvinculación de nuestro entorno, es una forma de no querer saber que pasa a nuestro alrededor. Ese encierro dentro de uno mismo rompe los lazos sociales y familiares, pero ahora bien que hace la sociedad y la familia en particular para evitar esto? De que manera impedimos ese encierro, como evitamos que los lazos se rompan o más aún como logramos reconstruir con niños y adolescentes una integración a una sociedad que por el momento solo pretende expulsarlos.
El desafío es muy grande no debemos quedarnos en la aplicación de la ley sobre la tenencia y el consumo, las adicciones no son un problema de seguridad ni de perjuicio a terceros como plantea el ex comisario, son un problema social, y los problemas sociales se solucionan solamente si interviene toda la sociedad y no solamente las instituciones de la democracia.
Entender que las utopías hoy no pasan por cuestiones ideológicas de marxistas o pro-capitalistas, sino por valores morales de respeto a la condición humana, una condición que merece ser vivida en plenitud y para lo cual debemos tener la libertad plena de nuestra socialización. Sin excluidos ni marginados, sin adictos que pretenden escapar, sin una sociedad que solo los quiere expulsar.
[Por: Hugo Fernández *]
En la edición del sábado próximo pasado se abría un debate sobre la droga, quién lo abría era el ex comisario Alberto Bardeli. Con una mirada propia de quién entiende este, como un problema legal al cual hay que encontrarle una respuesta punitiva o en el mejor de los casos preventiva de daños a terceros, también se plantea una situación de compleja interpretación legal.
Ahora bien ¿A que nos referimos cuando hablamos de droga?
Quizás por droga entendamos todo aquello que genera adicción, siendo así, entonces el problema no es la droga sino las conductas adictivas. La adicción a los estupefacientes es sin duda una de las problemáticas sociales más complejas, ahora, no se trata de simplificar la cuestión hablando solo de la despenalización del consumo o de la criminalización de la tenencia como ejes de la discusión.
Sin duda debemos preguntarnos porqué tenemos el flagelo de innumerables conductas adictivas en nuestra sociedad. Aunque pueda parecer extraño, es mucho menos perjudicial socialmente, un porro fumado entre amigos que un adolescente sentado en un cyber durante horas.
Sin entrar en el campo de la psicología debemos analizar algunos parámetros de las conductas adictivas, sobre todo desde nuestra responsabilidad como sociedad. A donde apuntan las adicciones y de que escapan los que las sufren?
Las adicciones son en definitivas el apego a algo de manera tan fuerte que ocasiona el alejamiento del mundo que nos rodea, la desvinculación de nuestro entorno, es una forma de no querer saber que pasa a nuestro alrededor. Ese encierro dentro de uno mismo rompe los lazos sociales y familiares, pero ahora bien que hace la sociedad y la familia en particular para evitar esto? De que manera impedimos ese encierro, como evitamos que los lazos se rompan o más aún como logramos reconstruir con niños y adolescentes una integración a una sociedad que por el momento solo pretende expulsarlos.
El desafío es muy grande no debemos quedarnos en la aplicación de la ley sobre la tenencia y el consumo, las adicciones no son un problema de seguridad ni de perjuicio a terceros como plantea el ex comisario, son un problema social, y los problemas sociales se solucionan solamente si interviene toda la sociedad y no solamente las instituciones de la democracia.
Entender que las utopías hoy no pasan por cuestiones ideológicas de marxistas o pro-capitalistas, sino por valores morales de respeto a la condición humana, una condición que merece ser vivida en plenitud y para lo cual debemos tener la libertad plena de nuestra socialización. Sin excluidos ni marginados, sin adictos que pretenden escapar, sin una sociedad que solo los quiere expulsar.
* Concejal ARI-Coalición Cívica
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