Impuesto al gol
[Por E.H.L. para La Semana]
Me resultaba un jueves diferente. Tan distinto que en realidad era miércoles. Resulta que había pensado maquinal-mente, por la fuerza de la costumbre.
El “Café de los Jueves” estaba lleno de futboleros mirando Boca vs Cruceiro.
Freddy me dijo: Les prepare una mesa alejada para que puedan hablar. Ya estaban cómodamente ubicados mis viejos amigos. José nos recordó a Carlos Argentino, un cantante de música popular de la década del cincuenta y principios de los sesenta que componía oportunistas canciones dedicadas a los equipos más populares. Dijo: Los mismos que ahora pero en una época donde el marketing no existía. Y entonó y gloso una que nos despertó un recuerdo largamente dormido. “Los domingos me levanto de apolillar mal dormido. A la una los fideos, a las dos para el partido. Y cuando llego a la cancha comienzan las avalanchas”.
¡Si! dijo Bernardo, yo era pibe.
Yo también me acuerdo acotó Daniel.
Omar por su parte exclamó: ¡Ustedes son más viejos que andar de “a pie”!.
Félix rió como siempre por las ocurrencias de Omar. Pero su contagiosa risa fue sepultada por un explosivo “uuuuhhhh” de la platea futbolera ante la fallida oportunidad de gol.
Bernardo aprovechó un breve silencio y dijo con una sonrisa “canallesca”: Impuestazo.
Félix quien no dejaba pasar la oportu-nidad en cuanto se presentaba dijo: El problema no son los impuestos, sino pagarlos, ironizó.
Daniel expuso: Yo viviría muy feliz en un país donde no se pagaran impuestos. De hecho me llevo mal con todo lo que suponga imposición.
¡Ah! dijo Bernardo, vos si que sos piola, porque no te vas a vivir a Mónaco.
“Lo estoy pensando, respondió Daniel, solo me faltan unos dos millones de euros”.
José indicó: Con sus ingresos docentes solo le faltan…y estiro el “pensamiento” como buscando una cifra y concluyo: doscientos años y ya lo veo en el principado, querido profesor.
“Con dos millones de euros, dijo Félix, en Mónaco sos un linyera. El tema, siempre recurrente y espinoso, es donde van a parar los dinerillos recaudados. Es cierto que aquí, en Exaltación de la Cruz se le da bastante prioridad a la salud, pero habría que ser más riguroso en los controles”.
Yo a esto pregunté: ¿A que te referís?.
Félix se concentró y dijo: Tengo dos casos que me fueron comentados por dos personas a quienes les creo. Uno es diabético y en una oportunidad fue un domingo a que le tomaran la glucosa al Hospital de Capilla. El tipo se había comprado un aparato para medir y cuando lo hizo quedo perplejo porque el visor le marcaba 375 unidades de azúcar en sangre. Como era un domingo el “profesional” del laboratorio estaba de guardia pasiva. Vale decir que se hallaba en su casa y se presenta cuando se lo llama. Bien, prosiguió relatando, se presentó en media hora, preparo la hipodérmica para la extracción y luego de una hora tuvo el resultado: 105. Dijo el “profesional”: Perfectamente normal. Esta persona, en viaje a su casa, se la pasó blasfemando contra la farmacia que le había vendido el aparato y elucubrando las medidas que iba a tomar. Cuando llego a su domicilio volvió a medirse con el aparatito nuevo. Otra vez 365. Pero le pidió “prestado” el dedo a su mujer y le midió a ella. Resultado: 95. No conforme tomó el dedo de su cuñado. Resultado: 87. En suma, concluyó Félix, o el “profesional” le dibujo el número o uso un reactivo vencido.
Continuó con otro relato: El otro caso fue en la sala de Parada Robles, un amigo mío tenía un malestar respiratorio y luego de unos días fue hacer una consulta. Bien, el “profesional” que lo atendió, con toda deferencia y luego de hacerle las preguntas de rigor procedió a oscultarlo. Tomo su estetoscopio y lo oscultó. ¡Sobre la remara que tenía puesta!...
En medio del griterío alborozado por un gol de Boca Júnior, nos miramos sorprendidos.
Yo pregunte por qué no habían, estas personas, dejado alguna queja y Félix nos dijo: Muchas personas, incluso aquellas que están por sobre “la media”, piensan que tratándose de un servicio gratuito no tienen derecho a quejarse. Y agregó: El estado comunal debe extremar los controles porque la inversión tanto en salud como en otras áreas sensibles, son dineros que deben ser estrictamente utilizados y ameritan los controles más exhaustivos. En suma, finalizó Félix, no se trata de disgustarnos por pagar algo más, sino por recibir la mejor prestación. La algarabía se intensifico y nos fuimos mansamente como para no molestar a nadie.
sábado, 3 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario