Violencia

El artículo que se publicó en el último número de La Semana, "Para que la violencia no entre", movilizó en mí los recuerdos de las experiencias que tuve cuando daba clases en alguno de los colegios del partido, como así también las charlas con docentes.
Sentí primero algo de la bronca que, a diario, sentía frente a la política oficial de negar los problemas existentes en las escuelas, y ahora, más tranquilo, convertí la bronca en este impulso de escribirte estas líneas, acercando alguna reflexión sobre el artículo.
El título del mismo es tan engañoso, a mi juicio, como el contenido y todos los docentes lo saben: la violencia entró hace mucho y se quedó en la escuela, incluso estoy casi convencido que las autoridades lo saben. Y digo casi pues a veces dudo de su cordura, en cuyo caso realmente no lo saben.
Me molesta que tratan de engañarnos, también en este tema, y que parafraseando a ese gran mentiroso que es el ministro del justicia nacional, Fernández, nos digan " no hay violencia en la escuela, solo es una sensación".
Los docentes que a diario están al frente de las aulas, amordazados para no poder expresar sus temores, dudas y cansancio, saben perfectamente que la violencia está, que es importante el grado de ella en nuestro partido y que, en general, lo que deben hacer es barrerla bajo la alfombra.
José Tabar