[DEPORTES // AUTOMOVILISMO]
Mauricio Ugalde y Marcelo Cuidet reeditaron una postal del pasado: volvieron a competir juntos en el Gran Premio de pilotos invitados de TC Regional y causaron estragos en la Clase A. Triunfo con final apasionante en La Plata.
El epílogo de la octava fecha de la Clase A de TC Regional parece extraído de un cuento fantástico, inmerso en una de esas historias increíbles e irreales que ameritan gestos de asombro y fascinación. El final del Gran Premio de pilotos invitados se diluyó entre abrazos eternos, festejos desaforados y alegrías incontenibles, justo cuando la pareja de Capilla del Señor se proclamaba como la flamante ganadora en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata.
El triunfo de los capilleros sacudió la tarde platense. Mauricio Ugalde, ex copiloto de Marcelo Cuidet, había decidido encarar la temporada 2008 sentado en la butaca del conductor. Un objetivo ambicioso, sería su primera experiencia al volante, e interesante, porque el vehículo con el que desandaría las pistas sería el Chevrolet de "Pocho".
Y el capillero se la jugó. Y su crecimiento fue en alza: no pudo concluir sus dos primeras presentaciones (Buenos Aires y La Plata), luego se alzó con dos meritorios quintos puestos (ambos en el Gálvez) y, ahora, compró la frutilla del postre: convocó a Cuidet (estuvo 9 meses alejado de las pistas) para conformar la dupla en el Gran Premio de pilotos invitados y se dio el gusto sumar su primer triunfo en la divisional junto a su amigo y ex compañero de andanzas.
No fue fácil. Titular e invitado debieron librar una intensa batalla en el circuito chico del Mouras desde la primera instancia competitiva en adelante. Primero fue Pocho quien se calzó el antiflamas y serpenteó el trazado en las tandas clasificatorias del sábado por la tarde. Con un tiempo de 1:14;791, el experimentado piloto se metió en el tercer lugar y empezó a escribir la historia con mayúsculas.
El domingo por la mañana sería el turno de los titulares. Ugalde partió desde la tercera ubicación en las Semifinales de la Clase A y se despachó con una estupenda actuación para meterse en el segundo puesto tras 12 rodeos al circuito.
Pero la ambición de los capilleros no acabaría allí. En la carrera final irían por más, mucho más. Y el Pocho se haría cargo del asunto para reflotar sensaciones hundidas en el pasado, agigantando su imagen arrolladora en la categoría de los chasis.
Y Cuidet no anduvo con vueltas, fue directo, letal. Y ganó, triunfó en la carrera final con lo justo, a 0.122 milésimas de su más cercano perseguidor, en un abrir y cerrar de ojos o quizás más rápido, más veloz, pero cruzó la bandera a cuadros en primer lugar y se quedó con la gloria.
El triunfazo construido por Ugalde y Cuidet fue sorpresivo, mas no inimaginable. En la previa se palpaba la victoria, como cuando se presiente la tormenta de verano. Y se festejó con todo: el primer éxito de Mauricio, el regreso de Marcelo y, sobre todo, la reaparición del dúo más dinámico de Exaltación de la Cruz.
Mauricio Ugalde y Marcelo Cuidet reeditaron una postal del pasado: volvieron a competir juntos en el Gran Premio de pilotos invitados de TC Regional y causaron estragos en la Clase A. Triunfo con final apasionante en La Plata.
El epílogo de la octava fecha de la Clase A de TC Regional parece extraído de un cuento fantástico, inmerso en una de esas historias increíbles e irreales que ameritan gestos de asombro y fascinación. El final del Gran Premio de pilotos invitados se diluyó entre abrazos eternos, festejos desaforados y alegrías incontenibles, justo cuando la pareja de Capilla del Señor se proclamaba como la flamante ganadora en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata.
El triunfo de los capilleros sacudió la tarde platense. Mauricio Ugalde, ex copiloto de Marcelo Cuidet, había decidido encarar la temporada 2008 sentado en la butaca del conductor. Un objetivo ambicioso, sería su primera experiencia al volante, e interesante, porque el vehículo con el que desandaría las pistas sería el Chevrolet de "Pocho".
Y el capillero se la jugó. Y su crecimiento fue en alza: no pudo concluir sus dos primeras presentaciones (Buenos Aires y La Plata), luego se alzó con dos meritorios quintos puestos (ambos en el Gálvez) y, ahora, compró la frutilla del postre: convocó a Cuidet (estuvo 9 meses alejado de las pistas) para conformar la dupla en el Gran Premio de pilotos invitados y se dio el gusto sumar su primer triunfo en la divisional junto a su amigo y ex compañero de andanzas.
No fue fácil. Titular e invitado debieron librar una intensa batalla en el circuito chico del Mouras desde la primera instancia competitiva en adelante. Primero fue Pocho quien se calzó el antiflamas y serpenteó el trazado en las tandas clasificatorias del sábado por la tarde. Con un tiempo de 1:14;791, el experimentado piloto se metió en el tercer lugar y empezó a escribir la historia con mayúsculas.
El domingo por la mañana sería el turno de los titulares. Ugalde partió desde la tercera ubicación en las Semifinales de la Clase A y se despachó con una estupenda actuación para meterse en el segundo puesto tras 12 rodeos al circuito.
Pero la ambición de los capilleros no acabaría allí. En la carrera final irían por más, mucho más. Y el Pocho se haría cargo del asunto para reflotar sensaciones hundidas en el pasado, agigantando su imagen arrolladora en la categoría de los chasis.
Y Cuidet no anduvo con vueltas, fue directo, letal. Y ganó, triunfó en la carrera final con lo justo, a 0.122 milésimas de su más cercano perseguidor, en un abrir y cerrar de ojos o quizás más rápido, más veloz, pero cruzó la bandera a cuadros en primer lugar y se quedó con la gloria.
El triunfazo construido por Ugalde y Cuidet fue sorpresivo, mas no inimaginable. En la previa se palpaba la victoria, como cuando se presiente la tormenta de verano. Y se festejó con todo: el primer éxito de Mauricio, el regreso de Marcelo y, sobre todo, la reaparición del dúo más dinámico de Exaltación de la Cruz.
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