[CASA: CENTRO DE AYUDA Y SOCORRO ANIMAL]
Cuatros "capilleras" se juntaron para proteger a perros abandonados. Recibieron un reconocimiento del HCD en las Patronales el domingo.
Lorenzo fue un privilegiado. Elegido entre 57 perros fue presentado en el palco del domingo cuando a sus "tutoras" del Centro de Ayuda y Socorro Animal (CASA) les entregaron una mención por su trabajo solidario. Lorenzo (un perro negro marca calle) lo adoptaron a la tarde. Lo vieron y se encariñaron. Si todos los días pudieran exponer a los perros y perritos que CASA protege, más canes encontrarían un hogar.
De eso están convencidas Marcela Traba, Marta Domenech, Florencia Saavedra y Clarisa Rivas. También del sentimiento que las unió (no se conocían o al menos no se frecuentaban). Cada una hacía lo suyo, Florencia estaba armando algo más: un refugio. No tardaron en conocerse mejor y decidir trabajar juntas.
La Municipalidad les prestó un lugar en "la hormigonera". No es el lugar ideal, pero es el lugar que tienen. Allí albergan los -por ahora- 57 perros de todos los tamaños y colores. Pero no hay distinción a la hora de darles cariño y, sobre todo, de comer.
Aunque con cupo, el alimento lo paga el municipio. Si falta, CASA pone el resto, si no hay fondos el costo se divide entre las cuatro integrantes (son 160 kgs de alimento por semana). Del resto de los gastos (veterinarios, vacunas, personal, etc.) también se hacen cargo. Por ahora es "un gusto solidario" que les sale caro. Por eso están buscando subsidios, en paralelo a terminar el papelerío (una vez ya extraviado en el Concejo Deliberante o en camino a él) que le dé al Centro personería jurídica de Asociación Civil.
Mientras tanto continúan. Con 10 caniles que no alcanzan, pero que a falta de ellos los perros utilizan los automóviles (de dormitorio) que están allí en depósito fiscal.
Continúan como hace 10 meses, cuando comenzaron amparando a 7 cachorros. Con los problemas que aparecen, como los de mortandad que las hacen tambalear pero no caer. "No podemos dejar todo, ya estamos comprometidas y vamos a seguir", expresan en coro.
Además hay gente que les da una mano: Juan Carlos Barrios (cuidador del lugar), Romero, Elisa Martínez (la señora que limpia). Veterinarios que ayudan con la castración: Agustín Orlando, Julieta Serna, María Teresa Heredia, Mariana Mazzini. CASA solo cobra el costo de materiales que son 25 pesos. Tienen también socios -unos 50- que pagan 5 o 10 pesos por mes, y algunos algo más.
Para expresar sus agradecimientos y contar su trabajo, habían preparado un corto discurso para el domingo, pero por el apretado tiempo en la entrega de menciones solo presentaron a Lorenzo. De todas formas, en esta nota que La Semana les hizo a las cuatro integrantes, lo pudieron expresar.
Luego de agradecer a todos los que colaboran y en especial a sus familias por comprender la importancia que tiene para ellas el proyecto, dejan aclarado que el emprendimiento no tiene ninguna finalidad política, actividad de la cual no participan, y mucho menos finalidad económica. "Nos mueve el amor por los animales y nuestra preocupación por la inserción de los mismos en la comunidad de nuestro querido pueblo", afirman.
"Teníamos claro cuando comenzamos -relatan-, las dificultades que enfrentamos y lo difícil que sería encauzar este proyecto, pero también pensamos que con nuestro esfuerzo personal y nuestra convicción podíamos demostrar que era posible"
"Hemos avanzado mucho pero sabemos que estamos a mitad de camino y que las cosas por venir y hacer sustentable este proyecto será lo esencial", sostienen y aseveran "no será posible solo con nuestro esfuerzo".
"Sin el apoyo de las autoridades, sin la colaboración de otras personas que se unan, sabemos claramente que el tiempo y el sobreesfuerzo nos doblegará, como tantas otras iniciativas que se han tomado en nuestro pueblo y en el país, los pasos dados caerán en el vacío" advierten.
Por eso convocan a todas las personas que compartan sus ideales y que comprendan la necesidad de regularizar la vida de los animales abandonados, para trabajar en el proyecto, peticionar a las autoridades y hacer más grande CASA "que es apenas un sueño". Que ya comenzó a ser realidad.
Cuatros "capilleras" se juntaron para proteger a perros abandonados. Recibieron un reconocimiento del HCD en las Patronales el domingo.
Lorenzo fue un privilegiado. Elegido entre 57 perros fue presentado en el palco del domingo cuando a sus "tutoras" del Centro de Ayuda y Socorro Animal (CASA) les entregaron una mención por su trabajo solidario. Lorenzo (un perro negro marca calle) lo adoptaron a la tarde. Lo vieron y se encariñaron. Si todos los días pudieran exponer a los perros y perritos que CASA protege, más canes encontrarían un hogar.
De eso están convencidas Marcela Traba, Marta Domenech, Florencia Saavedra y Clarisa Rivas. También del sentimiento que las unió (no se conocían o al menos no se frecuentaban). Cada una hacía lo suyo, Florencia estaba armando algo más: un refugio. No tardaron en conocerse mejor y decidir trabajar juntas.
La Municipalidad les prestó un lugar en "la hormigonera". No es el lugar ideal, pero es el lugar que tienen. Allí albergan los -por ahora- 57 perros de todos los tamaños y colores. Pero no hay distinción a la hora de darles cariño y, sobre todo, de comer.
Aunque con cupo, el alimento lo paga el municipio. Si falta, CASA pone el resto, si no hay fondos el costo se divide entre las cuatro integrantes (son 160 kgs de alimento por semana). Del resto de los gastos (veterinarios, vacunas, personal, etc.) también se hacen cargo. Por ahora es "un gusto solidario" que les sale caro. Por eso están buscando subsidios, en paralelo a terminar el papelerío (una vez ya extraviado en el Concejo Deliberante o en camino a él) que le dé al Centro personería jurídica de Asociación Civil.
Mientras tanto continúan. Con 10 caniles que no alcanzan, pero que a falta de ellos los perros utilizan los automóviles (de dormitorio) que están allí en depósito fiscal.
Continúan como hace 10 meses, cuando comenzaron amparando a 7 cachorros. Con los problemas que aparecen, como los de mortandad que las hacen tambalear pero no caer. "No podemos dejar todo, ya estamos comprometidas y vamos a seguir", expresan en coro.
Además hay gente que les da una mano: Juan Carlos Barrios (cuidador del lugar), Romero, Elisa Martínez (la señora que limpia). Veterinarios que ayudan con la castración: Agustín Orlando, Julieta Serna, María Teresa Heredia, Mariana Mazzini. CASA solo cobra el costo de materiales que son 25 pesos. Tienen también socios -unos 50- que pagan 5 o 10 pesos por mes, y algunos algo más.
Para expresar sus agradecimientos y contar su trabajo, habían preparado un corto discurso para el domingo, pero por el apretado tiempo en la entrega de menciones solo presentaron a Lorenzo. De todas formas, en esta nota que La Semana les hizo a las cuatro integrantes, lo pudieron expresar.
Luego de agradecer a todos los que colaboran y en especial a sus familias por comprender la importancia que tiene para ellas el proyecto, dejan aclarado que el emprendimiento no tiene ninguna finalidad política, actividad de la cual no participan, y mucho menos finalidad económica. "Nos mueve el amor por los animales y nuestra preocupación por la inserción de los mismos en la comunidad de nuestro querido pueblo", afirman.
"Teníamos claro cuando comenzamos -relatan-, las dificultades que enfrentamos y lo difícil que sería encauzar este proyecto, pero también pensamos que con nuestro esfuerzo personal y nuestra convicción podíamos demostrar que era posible"
"Hemos avanzado mucho pero sabemos que estamos a mitad de camino y que las cosas por venir y hacer sustentable este proyecto será lo esencial", sostienen y aseveran "no será posible solo con nuestro esfuerzo".
"Sin el apoyo de las autoridades, sin la colaboración de otras personas que se unan, sabemos claramente que el tiempo y el sobreesfuerzo nos doblegará, como tantas otras iniciativas que se han tomado en nuestro pueblo y en el país, los pasos dados caerán en el vacío" advierten.
Por eso convocan a todas las personas que compartan sus ideales y que comprendan la necesidad de regularizar la vida de los animales abandonados, para trabajar en el proyecto, peticionar a las autoridades y hacer más grande CASA "que es apenas un sueño". Que ya comenzó a ser realidad.
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