sábado, 19 de abril de 2008

En una granja avícola


Las huellas de la explotación


Damnificados denunciaron trabajo de menores y condiciones infrahumanas en granjas de Luaces.


Entre tantos trabajadores y tanto trabajo bajo sometimiento casi esclavo, Oscar Taboada Ortuño y su mujer Elsa Solis se animaron a hablar. Lo hicieron -el miércoles- ante los medios y ante el fiscal Juan José Maraggi, quien recibió la denuncia, dispuso un operativo policial con personal de la DDI Zárate-Campana e hizo intervenir al ministerio de Trabajo provincial en los establecimientos “La Mimosa III”, de Carlos Luaces, ubicado sobre el camino hacia Etchegoyen desde la Ruta 6.
En el lugar corroboraron las denuncias de esta familia y se detuvo al encargado del establecimiento. En lo penal, ahora comienza una investigación para determinar la responsabilidad del dueño del establecimiento.
En tanto, en lo laboral, el ministerio de Trabajo aplicará una fuerte sanción económica una vez que quede firme -después del descargo de la empresa- las muy graves infracciones detectadas, entre ellas el trabajo de menores.
“Se recibió un fax en la fiscalía a las 17 hs (del martes) por parte de la gente que vive en el lugar denunciando irregularidades de gente trabajando en negro, de menores trabajando, y de que el lugar estaba electrificado. Cuando llegamos al lugar a través de la orden de allanamiento impuesto por el Juez de Garantía había chicos trabajando en los galpones. Las viviendas no tienen puertas, no tiene ventanas, no tiene camas hay muchísimas moscas, hay veneno para las moscas que es muy peligroso para la salud de los chicos y los grandes y pudimos corroborar que de los 50 o 60 trabajadores que hay acá solo 1 estaba trabajando en blanco y los chicos menores de 10 años también estaban trabajando” relató el fiscal.
«Encontramos trabajando a menores de 4, 5, 6, 10 años, en siete naves (avícolas), donde cada familia tiene a su cargo una nave, en condiciones de insalubridad muy importantes», agregó el fiscal de Campana Dr. Maraggi, quien más tarde recorrió otros establecimientos de “Nuestra Huella” (Mimosa I y IV) en busca de situaciones similares y en las que al menos no encontró menores trabajando y en donde los empleados que estaban -ya advertidos- defendieron al patrón.
“Tenemos que tener en cuenta la idiosincrasia de esta gente que viene del norte de Bolivia y a pesar de su ignorancia se contactaron con abogados e hicieron las denuncias y a raíz de ello tomaran la valentía de hacer la denuncia, igualmente de todos los que están aquí cuesta mucho que declaren porque obviamente tienen miedo”, dijo Maraggi.


Durante el operativo, La Semana estuvo en el lugar y hablo con la pareja denunciante que junto a sus cuatro hijos viven y trabajan en condiciones infrahumanas, junto con otras siete familias que temen hablar.
Los relatos se centraron en el mal trato recibido y en las condiciones de trabajo. Elsa, perdió un embarazo el año pasado a causa -según la mujer- del veneno que utilizan para fumigar las moscas “que es para lauchas” y de la incesante faena que era obligada en el período de gestación.
Oscar Taboada Ortuño es el único empleado que está en blanco y recibe un sueldo de 960 pesos para trabajar de lunes a lunes sin límite de horario, contó. El resto de las familias estarían en “negro”, habría indocumentados bolivianos y recibirían una paga de 800 pesos por todo el grupo familiar, inclusive los chicos, según las denuncias.
¿Cómo aguantar? El denunciante mostró una bolsa (ver foto de tapa) con pastillas que -de acuerdo a su relato- se las daban para soportar cualquier dolor y proveer de vitaminas.
“Nos daban estas pastillas que si vos las tomas no podes dormir y tampoco tenés apetito, se reparten en las 23 granjas que funcionan no solo aquí”, denunció ante las cámaras.
Las condiciones del lugar donde duermen es indigente: sin muebles, húmedo y sucio, un estado de precariedad que este medio pudo comprobar al entrar a una de esas viviendas donde duermen otra familia integrada por dos mayores y cuatro criaturas.
Pareció exagerado el relato donde denunciaron que “electrificaron hasta la otra punta del cerco para que nosotros no podamos salir”. En realidad parecía un boyero utilizado para animales y hay en el lugar otros lugares de acceso y egreso. Sin embargo el fiscal confirmó que “hay una persona demorada que según los demandantes, era quien colocaba el electrificado”.
También podría haber sido una forma más de intimidación.
Es que ya hubo otras oportunidades donde custodios de la empresa los intimidaron.
Oscar Taboada había comenzado hace tres semanas a denunciar lo que se reveló el miércoles, primero ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación), luego con el cónsul de la colectividad boliviana zonal, de quien dijo tener complicidad de lo ocurrido. «Nos decía que nos dejáramos de joder que no denunciáramos o no íbamos a conseguir más trabajo», aseguró.
“Esperamos que la gente se quede en este lugar porque no hay donde ubicarlos. Sabemos por comentarios que el domingo pasado vino un camión y se llevó a 5 o 6 familias que se quejaban mucho de las tareas. Esperemos que podamos continuar con la investigación y que esta gente trabaje decentemente”, expresó el fiscal que canalizó los procedimientos para terminar con una forma de esclavitud del siglo XXI.

Carlos Luaces
El propietario de las polémica granjas está hoy retirado de la actividad, producto de una grave enfermedad que lo tiene la mayor parte del tiempo en cama.
Al frente de la empresa puso a una de sus hijas, María Luz.

Viejo conocido
Los establecimientos de Luaces “Nuestras Huellas” fue centro de una polémica por las abundantes moscas que molestaban a vecinos del lugar, problema que tuvo repercusión nacional hace algo más de dos años.
Por falta de condiciones higiénicas la municipalidad le hizo varias actas de infracción y hasta se le clausuró algunos de los establecimientos, disponiendo la interdicción de las aves y los elementos de los galpones. En medio del conflicto intervino el ministerio de Asuntos Agrarios que luego le concedió la habilitación, sin el acuerdo municipal. La Semana publicó en su oportunidad los desacuerdos con la Provincia en la materia.
Hoy, establecimientos de Nuestras Huellas no tienen la habilitación municipal. Hace un mes la Comuna hizo una inspección sanitaria a las granjas y fijó en un acta la falta de condiciones sanitarias que, otra vez, incurren los establecimientos.

El Municipio
El Ejecutivo comunal deslindó responsabilidades acerca de las condiciones laborales de las personas que denun-ciaron la situación ante el fiscal Dr. Maraggi. En el municipio aclararon que a lo que a ellos le compete es toda la cuestión sanitaria, en tanto es al ministerio de Trabajo quien tiene competencia con las condiciones de trabajo.
Ni bien llegó la noticia a Capilla, el intendente Errazu se comunicó con la fiscalía para ponerse a disposición de los procedimientos, a los que envió a personal de Bromatología que colaboraron con el fiscal.

La posición de UATRE
El sindicato que representa a los trabajadores rurales sostuvo que no recibieron las denuncias porque el fiscal se manejo directamente con el Ministerio de Trabajo. “Lo que nosotros queremos ahora junto con el Secretario General de la zona es los empleados no sean maltratados. De acá en más lo que pase nosotros vamos a hacer responsables a la empresa porque la empresa está acostumbrada a que cuando nosotros vamos a un campo a verificar que hay trabajadores en negro, lo primero que hacen es despedirlos o los cargan en un camión” denunció José Luis Cáceres de UATRE.
“Nosotros hace dos meses que estamos en la zona y estamos recorriendo tranquera por tranquera los establecimien-tos y hemos dado con que les pagan miserias”, agregó.

Explotado
Ellos nunca están conformes con el trabajo que hacemos. Cuando entré a esta empresa yo era gordo y ahora estoy flaco. Lo que nos dice el Dr. Luaces o la hija es que comamos las gallinas que murieron producto del “colapso”, porque tienen mejores nutrientes y vitaminas.
Nos mandan pastillas para que nos mejoremos y no sabemos en realidad que efecto tienen. A mí me hace doler la cabeza, no puedo dormir.
En total debe haber 15 chicos. En la casa mía no vive ni un perro, no hay ventanas ni puertas, está lleno de moscas y de lauchas. Del galpón sale de los extractores todo el polvillo y va a parar a mi casa, cuando fumigaban todo iba a para al cuarto de mis chicos.

El ARI reclama renuncias
A través de un comunicado de prensa, el ARI reclamó “la urgente renuncia de todos los funcionarios municipales responsables de la falta de inspección en las granjas avícolas, lo que ha permitido el abuso y la explotación de niños”.
El partido del concejal Fernández responsabilizó al intendente por la permanencia de las granjas de Luaces. “Nunca se ocupo seriamente del tema, ni el Intendente, ni el entonces ministro Rivara, que prefirieron ocultar el problema de las moscas y mentirle a los vecinos argumentando un problema estacionario”, denunció.

FE también critica

Fuerza Exaltación, por su parte, emitió un parte de prensa donde exigió “al gobierno municipal que deje de mirar hacia otro lado y cumpla activamente con su rol de contralor, terminando con el estado ausente de sus principales obligaciones”.
“Si se controla, si se inspecciona, si se habilita como corresponde, si las instituciones municipales orientadas a la protección de la niñez y la discapacidad funcionan: el trabajo esclavo no existe”, indicaron desde esa fuerza política.
Robos, secuestros, asesinatos, drogas y ahora trabajo esclavo. Muy a pesar nuestro comenzamos a convivir frecuentemente con estos hechos delictivos”, se lamentaron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que ahora el panorama cambió radicalmente?
Dicen que construyeron casillas prefabricadas y que los chicos tienen guardería.
El dueño se murió y quedo a cargo su hija?

 

blogger templates | Make Money Online